El Festival de Los Colores
Había una vez dos amigos, Pablo y Luis. Vivían en Pueblo México. Pueblo México es un lugar muy bonito con casas de colores brillantes. Amaban su pueblo.
Un día, llegó la noticia de un gran festival. Era el tiempo del Festival de los Colores. Pablo y Luis estaban emocionados. Nunca habían ido al Festival de los Colores.
Luis le preguntó a Pablo, “¿Vas a ir al festival?” Pablo respondió, “¡Sí, claro! ¿Y tú?” Luis dijo, “¡Yo también!”
Los dos amigos compraron ropa nueva para el festival. Pablo compró una camisa roja y Luis compró una camisa verde. También compraron polvos de colores para lanzar al aire durante el festival.
El día del festival, Pablo y Luis estaban listos. Pasaron el día jugando con los colores. Lanzaron los polvos de colores al aire. El cielo estaba lleno de colores. Rojo, verde, rosa, azul… ¡era muy bonito!
También comieron muchos dulces y bailaron con la música. Estaban felices. Al final del día, estaban cansados pero sonrientes.
Mientras volvían a casa, Pablo le dijo a Luis, “Este fue el mejor día de mi vida”. Luis respondió, “Para mí también, amigo”.
Y así, Pablo y Luis se hicieron recuerdos inolvidables del Festival de los Colores. Aprendieron que los colores pueden traer mucha alegría y felicidad.
Desde ese día, Pablo y Luis esperaban con entusiasmo el próximo Festival de los Colores.
Moraleja
La historia nos enseña que no importa lo pequeñas que sean nuestras alegrías, siempre debemos celebrarlas con mucho entusiasmo, porque estas alegrías pequeñas suman felicidad a nuestras vidas. Y también, siempre es más divertido cuando compartimos estas alegrías con nuestros buenos amigos.
Este cuento también nos muestra un poco de la cultura vibrante y colorida de México, especialmente el divertido Festival de los Colores que es una celebración llena de alegría y felicidad.