Un Día en El Mercado

Era sábado y Juan y su abuela iban al mercado.

El Viaje al Mercado

Se levantaron temprano y tomaron el autobús que los llevó hasta el centro de la ciudad, donde se encontraba el mercado. Juan llevaba una lista en su mano. Su abuela le pidió que le ayudara a recordar lo que debían comprar.

“Necesitamos manzanas, pan, queso, huevos, y arroz” recordó Juan.

“Muy bien” dijo su abuela, “también necesitamos tomates y zanahorias para la sopa de esta noche.”

Comprando en el Mercado

Cuando llegaron al mercado, los olores y colores eran abrumadores. Había frutas exóticas, pescado fresco, flores de todos colores, y mucho más. Su abuela le pidió a Juan que buscara las manzanas mientras ella iba a por el pan.

Juan encontró un puesto de manzanas.

“¿Cuántas manzanas necesitamos, abuela?” preguntó.

“Cinco” respondió su abuela.

Juan eligió las manzanas más rojas y grandes. Mientras pagaba, notó un puesto de juguetes. Había una pelota roja que le gustaría comprar, pero sabía que debía ayudar a su abuela primero.

Encontró a su abuela en el puesto de queso. Compraron un trozo grande y se fueron al verdulero. Recogieron tomates y zanahorias para la sopa.

“¡Casi hemos terminado!” dijo su abuela. “Solo necesitamos los huevos y el arroz”.

Compraron los huevos en un puesto cercano. Luego, fueron en busca del arroz.

Una Sorpresa Agradable

Después de todo, su abuela le dijo: “Has sido un gran ayudante, Juan. ¿Recuerdas el juguete que viste antes?”

Juan asintió, sonriendo.

“Bien,” dijo su abuela, “Vamos a comprarlo como recompensa por tu trabajo.”

Juan corrió emocionado hacia el puesto de juguetes y eligió la pelota roja. Camino a casa, Juan lanzaba su nueva pelota al aire, feliz por su día en el mercado.

Y así, Juan y su abuela pasaron un maravilloso día en el mercado. Juan aprendió muchas cosas: nuevos vocabularios, cómo interactuar con los vendedores, y sobre todo, el valor del trabajo en equipo y la gratificación del esfuerzo.